martes, 29 de junio de 2010

UN BELLO TANGO PARA LA AMADA AUSENTE: Ninguna

Nueva sesión de la tertulia literaria sobre las letras de los tangos de la Asociación de Amigos del Tango El Garage el día 27 de junio. La letra elegida para esta ocasión fue la del tango Ninguna, que reproduzco a continuación.

NINGUNA

(1942)
Letra: Homero Manzi
Música: Raúl Fernández Siro

1) Esta puerta se abrió para tu paso.
Este piano tembló con tu canción.
Esta mesa, este espejo y estos cuadros
guardan ecos del eco de tu voz.
2) Es tan triste vivir entre recuerdos...
Cansa tanto escuchar ese rumor
de la lluvia sutil que llora el tiempo
sobre aquello que quiso el corazón.

3) No habrá ninguna igual, no habrá ninguna,
ninguna con tu piel ni con tu voz:
4) tu piel, magnolia que mojó la luna;
5) tu voz, murmullo que entibió el amor.
6) No habrá ninguna igual, todas murieron
en el momento en que dijiste adiós.

7) Cuando quiero alejarme del pasado,
es inútil... me dice el corazón.
Ese piano, esa mesa y esos cuadros
guardan ecos del eco de tu voz.
8) En un álbum azul están los versos
que tu ausencia cubrió de soledad.
Es la triste ceniza del recuerdo,
nada más que ceniza, nada más...

Puede escucharse una versión de dicho tango en el siguiente enlace
http://www.todotango.com/spanish/las_obras/letra.aspx?idletra=283


COMENTARIO

Homero Manzi, el autor de la letra, es probablemente uno de los mejores poetas del tango. En éste utiliza unas metáforas de compleja construcción y de gran belleza para expresar la tristeza de quien ha sido abandonado. Éste es mi comentario personal:

El punto 1 (los cuatro primeros versos) nos muestra a un hombre solo en su casa, cuyos elementos le recuerdan constantemente a una mujer, a la que se dirige utilizando la segunda persona, aunque el uso del tiempo pasado indica claramente que ella está ausente. Esos objetos cobraban sentido con su presencia, estaban hechos para ella (la puerta, el piano); pero ahora ya han perdido su sentido y simplemente conservan de ella un recuerdo lejano y amortiguado (“guardan ecos del eco de su voz”)
En el punto 2) se expresa la tristeza y el cansancio que produce “vivir entre recuerdos” mediante una compleja metáfora en la que se asocian la lluvia y el llanto: la lluvia es el llanto del tiempo, que cae continuamente sobre lo que se ha querido, produciendo un rumor que cansa y que a la vez impide que se olvide.

La segunda estrofa comienza con una triple negación de futuro (punto 3): no habrá ninguna como ella, repitiendo tres veces “ninguna”, el pronombre que da título al tango; sin ella no hay futuro posible. Y a renglón seguido destaca dos atributos de la amada cargados de simbolismo erótico: la piel y la voz. La piel simboliza el contacto físico, la voz la comunicación verbal; dos ingredientes básicos del amor.
Los dos versos siguientes son dos bellas metáforas de esos atributos de la amada.
El punto 4) dice: “tu piel, magnolia que mojó la luna”. La magnolia es una bella flor, de color blanco y tacto suave, como de seda; así es como recuerda el poeta la piel de la amada, suave y blanca (en aquella época no se valoraba la piel dorada por el sol, como ahora; una piel blanca parecía más fina y delicada). La referencia a la luna parece redundante, porque la luz de la luna es blanca, pero en realidad aporta algo nuevo: alude a la noche, que es la hora del amor, cuando la piel se descubre por completo para ofrecerse a la contemplación y a la caricia. Con sólo siete palabras Homero Manzi ha elaborado una imagen cargada de belleza y delicado erotismo.
El punto 5) dice “tu voz, murmullo que entibió el amor”. Los amantes no necesitan gritar para entenderse, se comunican en voz baja, en un murmullo; el poeta recurre a una sinestesia, atribuyendo al murmullo, que se percibe con el sentido del oído, una cualidad que se percibe con el sentido del tacto, el calor; pero queda perfectamente expresado que el murmullo o susurro con que se hablan los amantes produce sensación de calidez. Otras siete palabras para evocar delicadamente una escena de tierno erotismo.
En el punto 6) se vuelve a la negación del comienzo de la estrofa: “no habrá ninguna igual”, pero ahora se refuerza con la afirmación de que todas las demás mujeres murieron en el momento en que ella dijo adiós; el protagonista del tango se niega a la posibilidad de encontrar otro amor.

Después del clímax que se alcanza en la segunda estrofa el poema vuelve al principio; en el punto 7) aparecen de nuevo los elementos de la casa, que conservan un recuerdo amortiguado de la amada. Pero antes el autor confiesa que está atado al pasado, del que no puede alejarse; la voluntad le dice que se aleje, pero el corazón le dice que es imposible. Es la misma idea que ha expresado en el punto 2 con la metáfora de la lluvia y el llanto.
En el punto 8) aparece un elemento nuevo, un cuaderno o álbum, con versos (que podemos suponer escritos por él para ella), que ahora está cubierto de polvo porque ella, que se marchó, ya no lo hojea. El poeta realmente no dice “polvo”, pero el polvo queda sugerido porque a renglón seguido habla de “ceniza”, con lo que compone una compleja metáfora, en la que el polvo se identifica inicialmente con la soledad y luego con el recuerdo (“la ceniza del recuerdo”), es decir, con lo que queda una vez que el amor (el fuego) se ha apagado.

El mensaje central de este tango es que el abandono provoca una tristeza y un cansancio de los que no se puede salir; no provoca la muerte física, pero sí una especie de muerte en vida.
Lo que más me conmueve de este tango es las metáforas sobre la piel y la voz de la amada, que ocupan los dos versos centrales de la estrofa central. Probablemente el estar en el centro del poema no sea fruto de la casualidad, sino resultado de una clara intención.

sábado, 26 de junio de 2010

UN TANGO SOBRE EL AMOR PERDIDO: Amarras

La tertulia literaria sobre las letras de los tangos que organiza la Asociación de Amigos del Tango El Garage celebró su primera sesión el pasado 6 de junio. A lo largo de una hora, en un ambiente muy cordial y constructivo, se intercambiaron opiniones sobre la letra del tango Amarras, que reproduzco a continuación.

AMARRAS

(1944)
Letra: Carmelo Santiago
Música: Carlos Marchisio

1) Vago como sombra atormentada
bajo el gris de la recova, (*)
me contemplo y no soy nada...
2) Soy como mi lancha carbonera
que ha quedado recalada,
bien atada a la ribera.
3) Yo también atado a mi pasado
soy un barco que está anclado
y siento en mi carne sus amarras
como garfios, como garras.
4) Lloro aquellos días
que jamás han de volver;
sueño aquellos besos
que jamás he de tener,
soy como mi lancha carbonera
que ha quedado en la ribera,
no parte más.

5) Aquellos besos que perdí,
al presentir que no me amabas,
fueron tormenta de dolor
llena de horror.
¡Hoy no soy nada!
6) Yo sólo sé que pené,
que caí y que rodé
al abismo del fracaso...
Yo sólo sé que tu adiós,
en la burla del dolor,
me acompaña paso a paso.
7) Ahora que sé que no vendrás,
vago sin fin por la recova,
busco valor para partir,
para alejarme... y así,
olvidando mi obsesión,
lejos de ti poder morir.

8) Pero vivo atado a mi pasado,
tu recuerdo me encadena,
soy un barco que está anclado.
Sé que únicamente con la muerte
cesarán mis amarguras;
cambiará mi mala suerte.
Vago con la atroz melancolía
de una noche gris y fría;
y siento en mi carne sus amarras
como garfios, como garras.
Nada me consuela en esta cruel desolación.
Solo voy marchando con mi pobre corazón.
Soy como mi lancha carbonera,
que ha quedado en la ribera,
no parte más.

(*) La recova es una especie de galería cubierta: la Recova vieja de Buenos Aires estaba en lo que hoy es la plaza de Mayo, próxima al puerto viejo de la ciudad.

Puede escucharse una versión de dicho tango en el siguiente enlace
http://www.todotango.com/spanish/las_obras/letra.aspx?idletra=1021


COMENTARIO

Este tango trata de una de las facetas trágicas del amor: la sensación de anonadamiento que se apodera de quien ha sido abandonado por la persona amada. El autor de la letra recurre a símiles marineros, lo cual es muy habitual en el tango, nacido en una ciudad portuaria, Buenos Aires, cuyos habitantes se llaman a sí mismos porteños. Éste es mi comentario personal sobre dicha letra:

En el punto 1) (los tres primeros versos) el poeta nos confiesa su sensación de anonadamiento (“no soy nada”), que refuerza usando los términos “sombra”, “gris” y “vagar” (andar sin rumbo ni intención). Y nos dice que esa sensación es dolorosa (“sombra atormentada”)
En el punto 2) aparece el símil marinero: se compara con su lancha, que ha quedado recalada, atada, lo que es tanto como decir que no sirve para nada, porque las lanchas están para navegar.
En el punto 3) se nos desvela un poco la razón del anonadamiento, insistiendo en la comparación con la vida marinera: hay algo en su pasado que lo tiene atado, con la fuerza de las amarras de los barcos, y que le hace sufrir, con el dolor que los garfios o las garras producen al clavarse en la carne.
El punto 4) la desvela del todo: la pérdida del amor (“aquellos besos que jamás he de tener”), que le hace llorar y lo tiene paralizado, atado y en definitiva anonadado, como su lancha, a la que vuelve a referirse para cerrar la primera estrofa.

Hasta aquí el poema mantiene cierto suspense: el personaje del mismo primero nos dice cómo se siente y paso a paso nos va desvelando por qué se siente así. En la segunda estrofa ya no hay nada que desvelar, sólo dar rienda suelta al sentimiento. Ahora se utiliza la segunda persona, a modo de diálogo imposible con la amada que se ha ido:

En el punto 5) se reitera la sensación de anonadamiento (“hoy no soy nada”), pero esta vez viene precedida del dolor que provoca la pérdida del amor, dolor que se compara con una tormenta horrorosa (otro símil marinero).
En el punto 6) aparecen de nuevo, pero de forma más dramática, el dolor, expresado como pena y humillación (“la burla del dolor”), y el anonadamiento, expresado como caída, hundimiento y fracaso. Por si alguien tenía duda y no dejar ningún cabo suelto el poeta nos dice que la causa de todo es el adiós, el abandono, de la amada.
El punto 7) nos muestra al personaje convencido de que la pérdida es definitiva y, por ello desorientado (“vago sin fin”), obsesionado y anonadado, sin valor para tomar la única decisión posible: partir, alejarse, como hacen los barcos cuando zarpan mar adentro. Pero se comprende que no tenga valor, porque alejarse de ese pasado feliz (olvidarlo, poder pensar en otra cosa) se le asemeja a la muerte.

La tercera estrofa, que he englobado en un único punto, el 8), no suele incluirse en las versiones grabadas del tango (así ocurre, por ejemplo, en la de la orquesta de Juan d’Arienzo, cantada por Héctor Mauré). En todo caso estos versos se limitan a reiterar las mismas imágenes y expresar los mismos sentimientos que los anteriores.

La pérdida del amor produce un anonadamiento doloroso, cuya única liberación es la muerte. Así podría resumirse el mensaje del poema.

lunes, 14 de junio de 2010

TERTULIA LITERARIA SOBRE LAS LETRAS DE LOS TANGOS EN LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL TANGO EL GARAGE (Zaragoza)

El domingo 6 de junio de 2010 la Asociación de Amigos del Tango El Garage inició una actividad cultural nueva: una tertulia literaria dedicada a comentar las letras de los tangos. Asistieron unas 25 personas. Como proponente de la actividad, éste es el texto que envié a la Junta de la Asociación para explicar su interés:

Lo más importante a la hora de bailar el tango es, obviamente, la música. El ritmo de la orquesta y el juego de los instrumentos musicales (incluido el cantante, cuando lo hay) inspiran y conducen a los bailarines por la pista.
Pero muchos tangos tienen letra. En algunos casos se trata de auténticos poemas de gran calidad, cuyo contenido, con mucha frecuencia, pasa desapercibido para los bailarines. Si pudiéramos escuchar las letras, con toda la complejidad de sentimientos que a menudo expresan, a la vez que la música, posiblemente nuestro estilo de danza sería más sensible y más rico.


En este blog irán apareciendo mis comentarios personales a las letras de algunos tangos que me gustan.